lunes, 8 de febrero de 2010

[Libro] El color (Rose Tremain)

Allí por el 1800, al que le iba mal por Inglaterra emigraba y se hacía colono. Este libro, trata sobre un matrimonio y la madre de ella, que se van a Nueva Zelanda a iniciar una nueva vida. Es una pareja bastante extraña, él con un pasado de culpabilidad y ella con una busqueda de la libertad que no tenía en Londres. En la nueva tierra construyen una granja, pasan un montón de penurias, clima extremo, etc... hasta que encuentran oro. Y llega la fiebre del oro. El título del libro resume eso. De como cambian las personas en el momento en el que ven el color... Bonita novela. Unos parrafillos:
[...] Por respeto hacía ellos, debía coger las riendas y ordenar al caballo que avanzase. Ella, sin embargo, no quería moverse, no quería unirse al almuerzo y a la pesca. Quería permanecer donde estaba. Quería que llegase el crepúsculo y luego la oscuridad. Quería cabalgar toda la noche, escoltada en silencio por las estrellas.
[...] Pero de la misma manera que no estaba preparado para dejar su huerto por el oro, tampoco estaba preparado para dejar su soledad por Paak Mei y Paak Shui. Se los imaginaba en su mundo, se los imaginaba con afecto viviendo en aquella tierra alrededor del lago, donde los búfalos de agua se movían tan despacio bajo el arado que, mirados desde lejos, parecían no moverse en absoluto. Podía oir el gorgoteo y la llamada de las ranas verdes desde los campos de arroz, bajo una capa de cielo gris marino. Podía ver las colinas detrás de los campos de arroz, repletas de tumbas. Podía oler los árboles del sebo. Podía ver a los hombres del pueblo, sus viejos amigos; y oía el clic-clic de las carretas de una sola rueda sobre el abrupto pavimento de las calles.
y el párrafo final:
[...] Cuando llegó al lugar donde había estado la casa de adobe, vio que la hierba se había extendido, alta y verde, en torno al viejo fogón, como si intentase ocultar aquel vergonzoso invento humano para que los vientos no pudiesen verlo más y no intentasen destruirlo, sino que se limitasen a bramar junto a él y a seguir su camino.

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