jueves, 27 de noviembre de 2008

El día después

O casí el mismo día. Jimena solo había tenido tiempo de descansar un par de horas. Su madre la había levantado para obligarla a venir a la misa de Todos los Santos, atemorizada como estaba por las advertencias del abad. Y ahora, aqui estaban, en la pequeña iglesia, edificada sobre el dolmen en el que se realizaban los antiguos ritos.  A oscuras. Apretadas entre varios vecinos de los alrededores. A oscuras... cuerpo contra cuerpo... la mente de Jimena vuelve horas atrás, cuando el forastero, después de volver de la celebración por la muerte de Illuna, le ayudó a bajar del caballo en las cercanías de su casa. 
-Hasta otra - se despidió el forastero, aunque sin decidirse a irse del todo. Jimena no respondió, sino que se limitó a cogerlo de la mano que colgaba a un lado del cuerpo. No dudó ni un instante que él sentía lo mismo que ella. Lo sabía. Cuando alzó la cara, la mano del forastero le acarició el pelo con sus largos dedos. Sus bocas se encontraron sin asomo de timidez. 
Jimena se dejó arrastrar por el momento. No pensó, ni analizó ni fantaseó. Se concentró en la pura sensación: el calor de la boca del forastero mientras la besaba profundamente, el fuego lento de su lengua en aquellos esporádicos roces. 
Sintió que algo se fundía en su interior cuando él buscó su cuello y su nuca para acariciarla con los labios, cuando su mano recorría su espalda bajando y subiendo por la columna vertebral. Le gustaba la sensación de sentirse completamente abrazada, el olor de aquel hombre, la aspereza de la barba incipiente, la solidez del cuerpo musculoso.
De repente, el canto del gallo de batzarreuntza le devolvió a la realidad. Ella estaba prometida con Iñigo, sus familias estaban muy unidas, y sería todo un escandalo si se enterasen de este desliz. Se apartó del forastero y pudo ver su cara de comprensión. Sí, en tan poco tiempo y ya parecía que se entendían sin palabras. Se mordió el labio, pensando en el momento delicioso que acababa de detener, dudando si llevarlo hasta el final, o dejarlo aquí, para no tener demasiados remordimientos en cuanto la luz del día hiciese ver las cosas con mas claridad. Tenía claro que el hombre con el que quería compartir su vida era Iñigo, pero lo que sentía por este forastero moreno desde que lo vió en el castillo, no lo había sentido nunca por nadie. 
Le dió un rápido y último beso y entró en casa por la ventana de su habitación, que había dejado abierta antes de irse, sin ni siquiera mirar atrás para que no la detuviese y consiguiese poner en duda todo aquello que hasta hace unos meses atrás tenía tan claro.
Lo llevaba en la mente todo el día. Incluso ahora, al entrar en la iglesia había mirado en todas direcciones a ver si lo veía, aunque la cabeza le decía que no debía hacerlo... y ahora la voz del abad tronaba en la pequeña iglesia y sus ojos la miraban a ella fijamente, como si supiese lo que estaba pensando. Avergonzada, bajó la mirada e intento hacerse un poco de hueco para estar comoda el resto de la celebración.

domingo, 23 de noviembre de 2008

[Libro] La última tribu (Eliette Abecassis)

Me he leido este libro de la que escribió el de Qumran, que se hizo famoso en su día por ser una interpretación sobre los manuscritos encontrados en el mar negro. Pero en este se le va la olla... Inventarse que los japoneses descienden de los judios, no cuela. No me veo yo a un japones con la tocha de cualquier judio... no!. Bromas aparte, es un libro en el que el prota se le va la olla, se hace alumno de un Arte de Combate, luego se mete monje budista y todo esto siendo judio, entre judios japoneses. Algún parrafillo elegante (que también los tiene):

[...]-Intenta no pensar, pero no pienses que no estás pensado, porque entonces piensas... Sea cual sea tu percepción, no dejes que tu espíritu se fije en un punto. [...]

[...] Uno y nueve suman diez. Dos y ocho suman diez. Cinco y cinco suman diez. Son distintas maneras de mostrarse conciliador. [...]

viernes, 21 de noviembre de 2008

El forastero (y 2)

-¿de dónde eres? - Preguntó Jimena intentando que pareciese algo casual. Ansiaba conocer la respuesta. Él no era de la zona, podía asegurarlo por su manera de hablar. Y también por su aspecto misterioso. No lograba dejar de mirarlo.
-¿te refieres a dónde nací? - preguntó-. En el norte.
-Vaya. ¿Dónde?
-Uskartze. En los límites de la selva de Irati, en los terminos de Salazar.
¡No podía creerlo! Siempre había soñado con ir a Salazar, a Irati, donde se dice que todos los hombres son libres, que los otoños son maravillosos y que puedes escuchar los cantos de las lamias peinandose los cabellos con peines de oro.
- No voy por allí hace tiempo - añadió el forastero.
- ¿tienes familia?
- Me temo que sí.
- ¿Mucha familia?
- Mucha familia - respondió él- muchas responsabilidades, mucho sentimiento de culpa. Como te he dicho. No voy por allí desde hace mucho tiempo.
-¿Y donde has estado?
- Aquí y allí.
- Esos lugares no existen.
Él hizo un ruidito que bien podría haber sido una risa si hubiese abierto la boca. 
-Dime donde- insistió ella.
- Zaragoza, Tudela, Cordoba, Santiago.
-¿y que hacías en todos esos sitios?
- Demostrar que era más listo que cualquier otro.
- ¿Y lo eras?
- Ya lo creo.
-¿Y que haces aquí?.
La miró fijamente a los ojos.
-Intentando descubrir por qué ser un hombre listo no me hace feliz.
-¿Has encontrado la respuesta?
-No. Sigo buscándola.
Ella observó sus ojos, y apreció algo acogedor en ellos.
Pasó un minuto antes de que él dijese:
-Tú no lo crees, ¿verdad?
Ella negó con la cabeza.
- Te ví en el castillo. ¿Lo sabías? -dijo él.
Ella asintió.
-Bueno, no vi a nadie más. - añadió él -. No habría podido. No desde el momento en que te vi.
Jimena no le creía.
-Tuviste que ver a Amagoia - dijo -. Estaba en las escaleras de la torre, viendoos entrenar. Una rubia con...
Hizo un gesto para indicar que Amagoia era exuberante.
- Las rubias no son tan interesantes como las pelirrojas.
Jimena se tocó el pelo, dispuesta a contestar, pero la cara de él le dijo que no lo hiciese. De modo que sonrió, y luego se echó a reir. Después se cubrió la cara con una mano.
Él le bajó la mano.
-Llamas mucho la atención.
De nuevo, habría replicado si él no la hubiese mirado dando a entender que sobraban las palabras. A continuación le miró los pechos; fue sólo un segundo, pero se trataba de una mirada intencionada. 
- Es por el vestido - dijo Jimena.´
Él meneó la cabeza.
-Así que será mejor que me vaya. Hace mucho tiempo que no acudo a un rito de los antiguos.
Su voz era una especie de rugido que casaba con la imagen que ella se había hecho de los salacencos. 
- Por favor- dijo Jimena intentando no parece desesperada.
Pero era tan guapo, y además ella parecía gustarle.
Se pellizcó de nuevo el codo y sintió el dolor. No estaba soñando. Y sí, ella le gustaba. La manera en que la miraba se lo revelaba. Tenía que quedarse. 
- De acuerdo - dijó él -. Sólo para la ceremonia. Si no es demasiado engorro.
Jimena se volvió y recorrió el camino que llevaba hasta el dolmen donde estaban todos reunidos en un respetuoso silencio que precedía a la locura. No miró atrás. Sabía que el forastero le seguiría y que esa noche sería inolvidable...

martes, 18 de noviembre de 2008

El forastero

Con un pie apoyado en el estribo y el casquete de red de hierro sobre el muslo, el forastero le dijo: 
- Es un poco tarde para andar sola. 
Tenía una voz potente, por lo que no necesito alzarla. Jimena no se movió.
-Además, hace frío - añadió-. ¿estas sola?
- Yo, eh... estoy esperando.
Él miró de soslayo hacia la oscuridad del bosque. 
-¿Va a venir a buscarte alguien?
Ella negó con la cabeza.
-Entonces será mejor que subas.
El forastero le hizo sitio en la silla.
Jimena no pudo hacer otra cosa que seguir mirando. Reconoció la cota de malla y los colores del escudo de cuero. Y el casquete de red de hierro. Vio que llevaba calzas de invierno, y barba de varios días. Su pelo era tan negro como el del caballo, como las calzas y como el casquete. Y, de cerca, parecía más corpulento, peligroso incluso. 
Iñigo lo habría odiado por ser más grande y fuerte que él. Se habría sentido amenazado.
Jimena se pellizcó en el codo. No era un sueño; el dolor era real: el atractivo forastero seguía allí. Cruzó el claro del bosque antes de que se arrepintiera de su ofrecimiento.
Ahora le importaba montar de la mejor manera en el caballo. Nunca antes lo había hecho, y el vestido que llevaba no ayudaba en absoluto. Tras sopesar las posibilidades, puso un pie en la cincha que agarra la silla por debajo, se agarró a uno de los bultos y de un ágil impulso paso la pierna izquierda al otro lado. Se arregló el vestido y se acomodó en la silla.
- No está mal - señaló él.
Jimena creyó apreciar que parecía sorprendido.
- Gracias - dijo.
Entonces, la manos del forastero, - unas manos grandes y hábiles - la cogieron por detrás de las rodillas para que lo apretase más con los muslos. Estaba intentando recuperarse de la impresión cuando él azuzó al caballo y se pusieron en marcha adentrándose en el bosque.
Jimena notaba los latidos del corazón en la garganta. Se agarró a los costados de la cota de él, mientras iban cada vez más rápido hasta que lo único que tuvo sentido fue abrazarse a aquel hombre como quien se aferra a la vida. Estaba aterrorizada, pero si se hubiesen detenido y él le hubiese propuesto que se bajase, ella se habría negado. Era algo demasiado bueno para dejarlo escapar. 
Jimena quería ir a la ceremonia de la despedida de Iluna, pero sus padres no lo aprobaban. Tuvo que esperar a que su madre y su padre durmiesen placidamente para salir sin llamar la atención.
Era demasiado tarde. No veía la comitiva por ningún sitio, pero decidió ir sola e intentar olvidarse de todo lo que se habla acerca de los habitantes nocturnos del bosque. 
Y entonces apareció él. Y por alguna extraña razón, confió. Y ahora subían rápido por el camino de la urdintxa hacia el dolmen de Korostegui. 
Se preguntó de donde vendría. Se preguntó si podría quedarse, y en caso de quedarse, si lo haría por mucho tiempo. Lo había visto en el castillo, entrenando con la honda. 
Llegaron a un cruce. Ella le indicó el camino, y después volvió a hacerlo cuando llegó el momento de girar otra vez. A esas alturas, había dejado de sentir miedo. Admiraba el modo, en que él controlaba el caballo, y estaba relajada. Tenía la increible sensación de que algo bueno estaba a punto de suceder. Mientras recorrían el último trecho, Jimena supo que todo aquello formaba parte del destino.
-¿Es aquí?- preguntó.
-Sí.
Él la miró intentando hacerse una idea de su rasgos bajo la luz de la luna llena.
-¿vienen muchos conocidos?
Ella desvió la mirada. La dirigió hacia la planicie de Mortxe. 
-Sí - contestó en tono vacilante.
-No quiero hacerte daño - dijo él con amabilidad-. sólo me preguntaba porque no quieres ir con todos. Si no conoces a nadie, yo puedo ir contigo.
-No- repuso ella, y se sintió tonta-. No es necesario. -Pero le gustaba su olor, y le había gustado sentir sus muslos apretados contra él. No quería que se fuese. Se bajó del caballo y dijo-: ¿quieres venir?
Él la miró durante un instante, después hizo con la cabeza un gesto de negación.
-No soy la clase de hombre al que te gustaría tener a tu lado durante mucho tiempo.
Ella miró hacia lo lejos, al grupo que empezaba a danzar alrededor de la hoguera donde se consumía el cuerpo ajado de Iluna. Preguntó:
- ¿Por qué no?
- Porque no, sencillamente.
¿ Por qué?
Él suspiró.
-Porque sólo estoy de paso. Los hombres que están de paso actúan sin pensar. Son solitarios. Y como están solos se vuelven egoistas. Yo soy egoista, esté solo o no.
....

domingo, 9 de noviembre de 2008

Ecoogler - El buscador ecológico

Resulta que el otro día estaba en un cliente, y de repente, entro en internet y veo un buscador, verde, cuya página es www.ecoogler.com y me quedé sorprendido. He buscado algo de información (porque la verdad que no lo había oido nunca) y el resultado es este:
El ingenuo:
Es un buscador basado en la tecnología de Google y cuyo objetivo es hacer frente a la desforestación. La idea es que, por cada búsqueda que se haga, se dona una hoja para repoblar los bosques (no pinos, vecino!). La donación es simbólica, por supuesto. Pero por cada millón de hojas donadas, se hará una donación de árrboles a la asociación Aquaverde para repoblar el Amazonas y los bosques de todo el mundo.
La realidad
La realidad es que Ecoogler no pertenece a Google. El dueño del dominio ecoogler.com es una compañía registrada en España, que no tiene alguna relación de negocios con la compañía Google, cuyo deseo es colaborar con la reforestación del amazonas haciendo donaciones a Aquaverde. Para esto, Ecoogler utiliza la plataforma de Google, a través de AdSense, con la cual hace las búsquedas y presenta los resultados, con la posibilidad de generar dinero al dueño del sitio que posteriormente será donado a Aquaverde. La confusión de si es de Google o no radica en que usa la plataforma y apariencia de Google.

Cómo Ecoogler genera dinero?

Ecoogler está basado en AdSense, un producto de Google para generar dinero a través de avisos publicitarios y que cualquiera de nosotros puede usar. Esto funciona de la siguiente manera:

  • Te registras en AdSense para obtener el código de los anuncios que vas a poner en tu página web. Los anuncios son de otras empresas que se han registrado en AdWords, otro producto de Google en donde ellas pagan para ser publicados.

  • Como usuario de AdSense, seleccionas el estilo de anuncio que deseas mostrar y Google te genera el código que debes colocar en tu página para mostrar el anuncio.

  • Cada vez que un visitante en tu sitio hace click en los anuncios, tu recibes dinero, el cual viene de la compañía que pagó para ser mostrado. Google actúa como intermediario y gana también en la transacción por haber sido la plataforma de conexión entre ambos puntos.

Te estarás preguntando, pero en la página de Ecoogler no hay ningún anuncio. 

Qué relación tiene esta historia con Ecoogler?

Tienes razón, a simple vista no se ve. AdSense también tiene una manera de generar código para crear cajas de búsquedas como la que tiene Ecoogler, las cuales usan la plataforma de Google en donde estos anuncios aparecen en la parte superior de la página de resultados de la búsqueda.

Si haces click en esos anuncios, Ecoogler va a recibir dinero por parte del anunciante.

Una de prueba de esto es…La caja de búsqueda a continuación, fue construida con AdSense, exactamente la misma herramienta con la que está hecha Ecoogler. Si haces una búsqueda a través de esa caja, verás una pantalla exactamente igual a la que está en la foto que te acabo de mostrar (arriba). Tu también puedes hacer lo mismo!

El uso del buscador no genera dinero.Te has preguntado qué pasa si todos usamos el buscador y nadie hace click en los anuncios? Quién paga por los árboles? Si en algún momento hubiera dinero para ésto, no saldría del uso de la página sinó de los clicks que las personas harían en los anuncios. Por lo tanto, si nadie hace click en los anuncios, no hay dinero para Ecoogler.

 

Google  

Cómo Ecoogler cuenta el uso del buscador?

Adsense es un producto destinado a presentar la publicidad que es pagada por los anunciantes desde AdWords y no un rastreador de consultas. La única manera de rastrear la consulta es modificando AdSense para que lo haga y eso no está en manos de Ecoogler.

De alguna manera Ecoogler está simulando el uso del buscador o, en su defecto, está contando visitas para actualizar sus contadores de consultas hechas, arboles sembrados. Por el momento, la apreciación es que actualiza el contador de consultas faltantes cada segundo de una manera simbólica.

Cuánto dinero podría estar generando Ecoogler?

Según las estadísticas de mercadeo, el 1% de las personas responden a un aviso publicitario. Si el sitio recibiera 100.000 visitas por día, 1.000 de ellas responderían a los anuncios haciendo click en ellos. Si cada click le deja alrededor de 20 centavos de dólar, Ecoogler estaría recibiendo 200 dólares al día.

Se puede encontrar que algunos anunciantes pagan más por aparecer en los primeros lugares de los anuncios y por lo tanto pagan más dinero a quienes los muestran en sus sitios web. Por cierto, en las campañas de generación de dinero de nuestros clientes, en algunas ocasiones he visto de 85 centavos a 1 dólar por click…ahí les dejo para hagan las cuentas.

Dinero generado vs dinero donado

Algo que aún no está claro es si el total de los fondos recibidos son donados para reforestar el Amazonas o solamente un porcentaje de dichos fondes. Ecoogler no se ha declarado como una compañía sin ánimo de lucro, que pueda ser verificada, y es por esta razón que varias personas rechazan la idea. La manera como es presentado da la impresión que el 100% de las ganacias se destinará a la reforestación del amazonas pero al no ser una entidad sin ánimo de lucro, esos dineros no pueden ser auditados.

Es legal? No hay indicios que diga que no lo sea, desde el punto de vista de máquina generadora de dinero está bien concebida, tiene como motivador ayudar a la naturaleza, no está infringiendo los términos y condiciones de Google AdSense porque no está invitando a la gente a hacer click en los anuncios, y el rumor de que Google creó a Ecoogler para contribuir con la reforestación del amazonas está siendo propagado como una confusión por la plataforma y apariencia a Google.

Cómo Ecoogler paga por la plantación de árboles?

Para plantar un árbol, vas a Aquaverde.org en Planta un árbol e indica el número de árboles que quieres plantar junto con tu forma de pago (1 árbol = 10 Euros). Entonces, Aquaverde te envia por correo un certificado impreso o una version en PDF (como la que se muestra en el sitio de Ecoogler). Plantar 500 árboles cuestan 5.000 Euros.

Datos interesantes de Ecoogler

  • El dominio fue creado el 21 de Noviembre de 2007

  • Tiene Google Page Rank de 1, el cual es relativamente bajo pero para el tiempo que tiene de tráfico es bastante bueno.

  • Tiene Alexa Rank de más de 69.000 lo cual lo hace una página importante porque Alexa solamente tiene información de los primeros 100.000 sitios de internet.

  • Los paises que más lo visitan, en orden de visitas, son España, Colombia, México, Costa Rica, Argentina.

  • Comenzó a tener tráfico importante a partir de principios de febrero de 2008

Qué hacer?

Ya sabeis qué es Ecoogler, qué no es Ecoogler y cómo funciona su proceso de recolección de fondos y donación para colaborar con la reforestación del amazones. En este punto es una decisión tuya si apoyar o no apoyar a Ecoogler de acuerdo a tus creencias y convicciones.

ACLARACION

Todo lo que he encontrado dice que  Ecoogler usa el motor de Google a través de Adsense. Por alguna razón, Eccogler ha día de hoy usa el motor de búsqueda al de Yahoo, usando el servicio equivalente al de Google. Será que Google ya se enteró y les cerró la cuenta?