No, en realidad no crecen

Así es, en realidad no crecen. y hay que fijarse bien, porque dan toda la sensación.

Lo que no dejan de crecer son los problemas para conseguir un proyecto que tenemos en Egillor. No tenemos un local en condiciones y estamos peleando para construir uno nuevo, que sirva de casa concejil y de sociedad cultura, recreativa, gastronómica, de espacio de convivencia vamos.

Pues resulta que tenemos por una parte unos aborigenes intransigentes y sectarios jugando a políticos de altos vuelos, que lo único que hacen es escuchar, callar y poner palos en las ruedas en forma de recursos al TAN, escritos delirantes y sesiones de concejo y ayuntamiento que para si las quisiera de guión el Almodovar. Han llegado al extremo de proponer algo y votar en contra de su propuesta, porque los demás votaron a favor.

Por otra parte, un ayuntamiento gobernado por el que menos ganas puso en decir que NO se quería presentar, y a su vez, bloqueado por los mismos aborigenes intransigentes y por su propia incapacidad. Como no tenemos bastante con esto, para rematar, en el pueblo tenemos varias personas cuya máxima obsesión es demostrar lo intransigentes y tocapelotas que son los intransigentes tocapelotas. Es más, están convencidos de que todos somos tontos, que no nos enteramos de nada y que no sabemos que los intransigentes tocapelotas son intransigentes tocapelotas. Y ya esta bien. Cansan. Cansan los aborigenes pensando que todos los de fuera vienen a engañarles, a quedarse con todo y que solo ellos son los que miran por las cosas de su pueblo. Cansa el ayuntamiento, al que tengo que llamarle cada dos días para que los asuntos que les hemos pedido vayan para adelante. Cansa tener que escuchar en todas las reuniones el cáncer que representa la áctitud de los aborígenes cuando es imposible razonar con ellos y tienen el objetivo claro de bloquear todo lo que se intente y cansa escuchar que no hacemos lo suficiente.

Es un día de estos en los que dan ganas de mandar a todos y a todo a pasear con el cierzo a las bardenas.
En fín, que mañana será otro día, otro día menos que queda para el nuevo local. Aunque a veces haya que pasarlos a rastras!