sábado, 18 de abril de 2009

[Libro] Trilogía del Milenio. (Stieg Larsson)

Por fín me he leido los dos libros de este hombre, que murió sin publicar ninguno de los 3 que ha escrito y que la verdad, es una pena que se le haya ocurrido morirse. He leido los dos primeros seguidos, ya que los tenía por casa y me los he llevado de vacaciones, así que aqui os dejo la crónica en una.

El primero: Los hombres que no amaban a las mujeres. Había oido tanto hablar del libro, que casi esperaba algo más, pero vaya, está muy bien. Hay varios personajes, pero realmente todo gira en torno a un periodista (Mikael Blomkvist) y una tipa algo rara (Lisbeth Salander) que trabaja de investigadora. Un empresario a punto de palmarla encarga al periodista que encuentre quien es la persona que asesinó a su sobrina y le manda una flor cada cumpleaños de la difunta. Hay un montón de hilos con diferentes escenarios y personajes que para mi gusto estan contados y descritos de primera. Recomendado.

El segundo: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Toma!. Este si que me ha gustado. Una continua sorpresa. Va de los mismos personajes que el primero, pero Lisbeth es implicada en el asesinato de dos personas. Aparece gente diferente, mantiene la intriga casí hasta el final, continua con los personajes del primer libro, siguen apareciendo hilos de historias diferentes que cuentan pequeñas pautas de la historia global.... Super entretenido. Recomendadisimo. Ya estoy esperando el tercero!

Unos parrafillos:
[...] Lisbeth no sabía porque había mentido, pero estaba
convencida de que se trataba de una decisión inteligente. Si el abogado Bjurman
hubiera figurado en una lista de insectos en peligro de extinción, ella, sin
dudarlo ni un momento, lo habría pisado con el tacón de su zapato.


[...] - Te equivocas. Tú me conoces mejor que la mayoría. ¿A
que sí?-. Por cierto, sé como lo haces. Conozco tus secretos.


[...] Desde ese mismo momento empezó a odiar a Lisbeth
Salander con la intensidad de un hierro al rojo vivo que le abrasaba la mente y
convertía su existencia en una insaciable ansia de destruirla. Fantaseaba con su
muerte. Fantaseaba con que ella se arrastrara de rodillas ante él suplicándole
clemencía. El sería implacable. [...]


[...] Que Mimmi le diera un masaje resultaba enormemente
placentero: se sentía como una gatita que solo quería ronronear y mover las
patitas. [...]

No hay comentarios: