lunes, 14 de diciembre de 2009

El herido se recupera...

Una corriente de aire frío le sacó del duermevela en el que consistían sus noches, desde que Enecco llegó en penosas condiciones a casa, tras ser rescatado de la cabaña del río por su padre.

Se levantó, inquieta.

Le había parecido oir un ruido donde el establo, una puerta que se cerraba y unos pasos tambaleantes. Dudaba si su imaginación le estaba jugando una mala pasada, ayudada por el viento que arreciaba por momentos, dando muestras de que el invierno iba ganando la batalla de las estaciones.

Tomó un candil de aceite, y bajó las escaleras hacia las cuadras. Un olor penetrante se iba haciendo mas intenso conforme iba bajando. De repente, otra corriente de aire le hizó mirar en dirección a donde estaba el herido. Le pareció ver una sombra que desaparecía por la puerta del establo. ¡Alguien había entrado! Agarró la vara de avellano que usaba para guiar a las vacas, y se acercó al jergón de Enecco con todos los sentidos alerta. Mientras se acercaba, tenía otra sensación extraña. Los animales no estaban inquietos. Como si el visitante fuese un viejo conocido...

La sorpresa fue mayor cuando encendió con el candil la vela de sebo que colgaba de la viga. En la frente de Enecco, una rudimentaria compresa rellena de hielo, estaba consiguiendo que la fiebre empezase a remitir. La herida, aparecía límpia e hidratada, son ese ligero color que dan los ungüentos de hipérico. Al lado de la vela, colgada también de la viga, un odré era el culpable del fuerte olor que inundaba el establo, aunque por las gotas que corrían por el pellejo, se podía apreciar que estaba lleno del aceite de la hierba medicinal.

Jimena no salía de su asombro. No se podía imaginar quien se estaba preocupando por la salud del salacenco. La única que tenía esos conocimientos era June, pero le hubiese avisado antes de atenderle y entrar en casa. Lo que intuía era que alguien quería que el hombre sobreviviese y le había dejado los elementos para ayudarle en su sanación. ¿pero quien y con que objetivo?

2 comentarios:

Deiviz dijo...

Ese literato!!!
Cuando peor andan las cosas.. siempre hay alguien que pone un punto ungüentil!!!

Casa Musurbil dijo...

¡Ánimo, ese Enecco, que va a revolucionar esta historia!