Hacía tiempo que no conseguía terminar un libro. ¡que se le va a hacer!. El estar de okupa en casa de los suegros no permite tener tu rincón ni tu rato predilecto para dedicarlo a la lectura. Y con todas las movidas de la obra, el primer tiempo que desaparece suele ser el de leer. Pero vuelta a casa y vuelta a una de las rutinas!
Este libro está ambientado allá por 1512 (¡vaya años!) cuando estaban en plena pelea agramonteses y beaumonteses. Los vencedores, aparte de ganar, se aprovecharon de la inquisición para acusar al otro bando de brujerías y akelarres varios. Me ha recordado un poco a la historia que nos vamos inventando los vecinos de Egillor (y cuyo capítulo siguiente me toca a mí!). Y me gusta mucho mas la nuestra, esta tiene su punto, pero sin mas, una novela ambientada por aquí, pero con poca mas sustancias.
Como siempre varios parrafillos:
En un pequeño claro del bosque, proteguida por hayas que velan el transcurso del ritual, María de Gopegi enciende un pequeño fuego que alimenta con enebro. Se desnuda pausadamente, envuelta en humo, y se aplica en los sobacos, ingles y ano el ungüento - compuesto de beleño, ruda, belladona, mandrágora y verbena. Se arrodilla ante la fogata y aspira profundamente el humo. Recostada sobre la hierba, otea las alturas que se abren para ella y su cuerpo se desvanece para volar libremente.
En este día, dos estelas de polvo dejan tras de sí los caprichosos designios divinos y el mal entendimiento de los hombre para tomar la senda incierta e insondable que siempre acompaña a lo desconocido y espolea la maldita curiosidad humana. Siguiendo la ruta, les aguarda un mundo.
2 comentarios:
Jo; eso es escribir, ¿eh? :-)
ya te digo! y este año hacemos libro nosotros... habrá que hacer una cena para ir decidiendolo!
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