martes, 24 de noviembre de 2009

[Libro] La Tierra Pura (Alan Spence)

Cuenta la historia de un escocés (Thomas Glover) que decide ir a trabajar a Japón para su empresa. No tendría nada de extraño si no es porque sucede a finales del siglo XIX, cuando todavía se estaba empezando a establecer el comercio por aquella zona. Cuenta como les reciben a los extranjeros, como va haciendo negocios, como se enamora de aquella gente, como se involucra en su futuro, como toma partido por ellos. En fín, como intenta mejorar el entorno donde vive a pesar de la oposición de los extranjeros que allí viven y de los propios nativos. Interesante (y educativo! no se a que me recuerda...).

Unos parrafos:
Inesperadamente recordó un poema, un tanka escrito por Izumi Shikibu hacía casi mil años.
Mi largo pelo está enredado
como mis enredados pensamientos.
Duermo sola y sueño
con el que se ha ido.
Acariciaba mi pelo hasta que lo hacía brillar.
Un cuento sobre cómo defenderse de uno mismo: Había una vez una serpiente que vivía en un pueblo pequeño y que solía asustar a la gente y morderla. Pero un día, se presentó en el pueblo un maestro zen, para dar una conferencia sobre la no violencia. Resultó que la serpiente pasaba por allí y se quedó a escuchar. La charla le impresionó tanto que se dio cuenta de lo equivocada que estaba y juró que, a partir de entonces, iba a ser una serpiente ejemplar. Se acercó reptando hasta el maestro y le pidió consejo. Por supuesto, los animales siempre hablan en estos cuentos. O tal vez el maestro pudiera leer sus pensamientos y hablarle en silencio. En cualquier caso, el maestro le dio un sencillo consejo: "¡medita todos los días y deja de morder!"
Bueno, pues el tiempo pasó, como suele pasar el tiempo, y unos meses mas tarde el maestro volvió a pasar por el pueblo. Después de echar una mirado alrededor preguntó: "¿donde está mi amiga la serpiente?". Pero nadie supo decírselo. Luego, cuando estaba a punto de dejar el pueblo, se le ocurrió mirar a un lado del camino y allí vió a la serpiente, golpeada y magullada, medio muerta. "¿que ha sucedido?", le pregutó el maestro. "Me dijiste que no mordiera", respondió la serpiente. "Y los chicos del pueblo se dieron cuenta de que no era peligrosa y dejaron de tenerme miedo. Cuando comprendieron que ni siquiera me iba a defender, se vengaron de todos los años de picaduras. Me dieron una paliza y me dejaron tirada en la cuneta". El maestro sonrió levemente, sacudió la cabeza y dijo: "Te dije que no mordieras. ¡No que no sisearas!".

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