Sencillamente espectacular: los efectos de la tensión superficial en gotas de agua que caen sobre agua. No me cansaría de verlas. Que pasada!
(Vía Aquí estuve ayer.)
Desde el jueves por la noche, llevaba pensando en sacar un rato para ir a buscar hongos. Pensaba ir el sábado a la mañana, temprano, a esa hora en que los jubilados y los que salen de marcha coinciden por las calles. Toda la idea se torció un poco con otra tarea no menos importante. Embotar atún para todo el año. Merece la pena! De todas formas, consigo sacar un rato para ir...
Siguiendo el ejemplo de nuestros vecinos, nos pusimos a recoger nuestra primera cosecha de aceitunas, vareando los frutos maduros con largos palos y recogiéndolos en redes extendidas bajo los árboles.
Un auténtico recolector de aceituna consigue derribar con la vara hasta el último fruto del árbol e incluso, si hace falta, arriesga el pellejo mientras avanza cautelosamente por una rama delgadísima para golpear una única aceituna recalcitrante. Nosotros no llegábamos a esos niveles tan rigurosos o y nos arriesgamos a perder el respeto de la gente dejando varios kilos de aceitunas colgando de las ramas más difíciles.. Pero una de las ventajas de vivir en un lugar tan remoto como El Velero es que son pocas las personas que pasan por ahí, y te puedes permitir hacer alguna que otra chapuza de vez en cuando.